Música y salud: beneficios de la musicoterapia

La música en nuestras vidas

Seguramente todos los lectores de este artículo tengáis una canción favorita, un ídolo musical o asociéis determinadas canciones a periodos o situaciones específicas de vuestras vidas. Probablemente, una canción os traslade directamente a un momento específico de vuestras vidas y os recuerde u os conecte a personas con las que habéis coincidido en algún lugar.

La música nos acompaña a lo largo de las diferentes etapas de nuestras vidas: las canciones de cuna en nuestra niñez, los conciertos con los amigos durante nuestra adolescencia o el emblemático cumpleaños feliz que nos cantan cada año para celebrar “otra vuelta al sol”.

Sin embargo, la música, considerada lenguaje universal, no solo tiene el poder de traspasar fronteras. Además, tiene múltiples beneficios para nuestra salud. En este artículo exponemos algunas evidencias científicas de cómo la música contribuye a mejorar nuestra salud y bienestar.

El poder de la musicoterapia

Una reciente revisión sistemática (estudio que recoge los hallazgos encontrados en diversas investigaciones relacionadas con el objeto de estudio) mostró que escuchar música ayuda a reducir la ansiedad. Este hallazgo es especialmente importante si tenemos en cuenta que, según el Instituto Nacional de Estadística (2020), la ansiedad es una de las principales enfermedades crónicas o de larga evolución en nuestra sociedad. Concretamente, afecta a un 3,5% y un 8,1% de hombres y mujeres, respectivamente. Además, las situaciones de emergencia como, por ejemplo, la pandemia de la Covid-19, contribuyen al incremento de la prevalencia de los síntomas vinculados a la ansiedad entre la población. Por lo tanto, la música podría ser una estrategia para paliar esta sintomatología.  

Del mismo modo, otras investigaciones han evidenciado que escuchar música en situaciones estresantes reduce la percepción de estrés y aumenta nuestras habilidades para afrontar el mismo. Dadas las situaciones adversas que estamos atravesando (conflictos, guerras, etc.), la incertidumbre que deriva de ellas y la presión que sentimos en nuestro día a día (por ejemplo, ante la dificultad para conciliar el trabajo y la familia, ante una situación de desempleo, etc.) la música podría ser una aliada para ayudarnos a gestionar el estrés.

Música y trastornos del sueño

Por otro lado, otra revisión sistemática mostró que las intervenciones con música (es decir, escuchar un determinado tipo de música durante un tiempo específico) mejora la calidad de sueño en las personas mayores. Los trastornos del sueño en este grupo poblacional son muy habituales, por lo que estos hallazgos son muy significativos ya que escuchar música podría tener un efecto terapéutico, es seguro y, a diferencia de un fármaco, ¡no tiene efectos secundarios!

Actividad física y música: los compañeros perfectos

Siguiendo con este grupo poblacional (las personas mayores) se ha mostrado que las terapias de ejercicio físico (caminar, bailar, etc.) al ritmo de la música mejora la función motora, el equilibrio, la marcha y la salud mental en personas que padecen Parkinson. Por lo tanto, el binomio de actividad física y música debe ser considerado para mejorar nuestra salud y minimizar los signos y síntomas de una enfermedad como esta. Por otro lado, en pacientes con Alzheimer, se ha demostrado que escuchar música puede actuar como una técnica de relajación y que las terapias con música promueven la interacción social. En consecuencia, la música podría ser utilizada para obtener mejoras en la cognición y en el comportamiento en estas personas.

Al hilo del poder terapéutico de la música, una reciente revisión sistemática afirmaba que la musicoterapia tiene efectos positivos en la salud mental (siendo particularmente efectiva en situaciones de angustia, ansiedad y depresión) y física en niños y niñas que padecen cáncer.  

Estos ejemplos ponen de manifiesto los efectos positivos que tiene la música para nuestra salud mental, así como su gran potencial como herramienta terapéutica. En base a todo ello, por favor, ¡que no pare la música!

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